20 ene 2011

Relato: Uno

Todo tiene siempre una tonalidad gris oscuro, arriba el cielo, que lo único que ha hecho es adaptarse a lo que ve a su alrededor, se mantiene imperecedero y constante, como si fuese un dibujo mal hecho pegado sobre el mundo, mientras abajo, como una marea incesante, los autómatas, que se hacen llamar a si mismos personas, caminan hacia adelante, siempre hacia delante, en ese torrente que es su caminar diario, como en una danza perpetua que se ha ido perfilando con el paso de los siglos, solo se escucha un rumor, tan común, que es como si no existiera, mientras la marea sigue avanzando.

Entonces algo pasa, uno se detiene, haciendo que la masa uniforme cambie su rumbo, de tal manera, que es esquivado al momento, y en apenas unos segundos, todo parece como antes, como si el ente de gente no hubiese cambiado.

El uno se acerca a una esquina, allí puede ver un grasiento cristal rectangular, a través de el puede ver una colección de zapatos, estos, están marcados con cartulina fluorescente que muestran grandes números redondeados. Posa sus manos sobre el cristal, porque el uno quiere ver más allá, y es allí donde encuentra su propia individualidad, un solo cuerpo proporcionado de cabello castaño. Por momentos, puede encontrar en su interior una conciencia, que estaba antes, pero que siempre era ignorada, la cual le habla a gritos en silencio.

Puedes estar solo, le dice, aun cuando pienses que formas parte de un todo, esto no tiene porque ser cierto, puedes ser diferente, pensar por ti mismo, actuar con libre albedrío, incluso llegar a caminar contracorriente. El uno se da la vuelta y vuelve a mirar su procedencia, la marea sigue avanzando igual que lo estaba haciendo cuando él formaba parte de ella. Entonces una pequeña fuente de rebeldía se une a la conciencia, haciéndole andar hacia delante, el primero paso es lento, el segundo indeciso, pero al tercero se transforma en algo natural, el paso se vuelve más ligero y el uno se pregunta que porque no lo había hecho antes, miró delante suya, la gente seguía su camino, un camino contrario al suyo, pero eso no importaba, tal vez algún día otro de ellos abriese los ojos, y continuase su propio camino, pero por ahora el era uno, y eso lo hacía lo suficientemente diferente para sentirse satisfecho.

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