Mirando al horizonte, a lo alto del inmenso mar
siente que a su vida, no le puede pedir más.
Trabajando en la gran torre, a pesar de sus poderes pobres
conoció a la muchacha, de sangre mas dulce y noble.
De piel de marfil, cabellos negros
de sonrisa triste y de espíritu eterno
Ella un pájaro libre, pero que estaba enjaulada
él era la libertad, que ella más anhelaba
Así se le entregó esa noche, que le abrió su corazón
y desde ese mismo momento, no dejo de prodigarle amor
Pero la casualidad es dura, cruel es el destino
ya que hizo que su amada, tuviera desposado un marido
Por si esto no era tortura, para mas inri le añadimos
que este era el Alto Cargo, el más poderoso, mago conocido
Así que allí se encontraba, con el cuerpo preso por un hechizo
delante del mundo tenia que pagar, por darle a la princesa un hijo
La piedra más preciosa, del blanco nácar era
Y algún día su hija, del imperio la heredera
En lo alto del baluarte, el pueblo se había congregado
Querían con sus ojos ver, el final más esperado
Algunos pensarían, que solo era un aprovechado
otros en cambio, que un hombre afortunado
Pero mirando más allá, pudo ver salir de la torre
a su amada princesa, como surgiendo entre flores
Una solitaria lágrima, rondaba por su rostro
¿Existe en esta, nuestra vida algo tan puro y hermoso?
Acercándose detrás suya, pudo oír pasos de muerte
ya le quedaba muy poco, se le acababa la suerte
Tenia un nombre, el fin personificado
El del Alto Cargo, que lo había condenado
Con un leve movimiento, hizo la brisa mover
Y el joven mago, por el acantilado empezó a caer
Miró para contemplar, por última vez a su Dama
Cuando se dio cuenta de que ésta, por su propio pie saltaba
A causa de la caída, del hechizo se había librado
Así que acercándose a su amada, le tendió la mano
Ella lo agarró con fuerza, con una sonrisa en los labios
Porque ahora si que nadie, sería capaz de separarlos
Ante el asombro de todos, se sumergieron en la profundidad
Rodeados de un aura roja, cubiertos de paz y felicidad
Era el aura del fuego eterno, que nunca dejará de brillar
Porque su amor vivirá por siempre, entre las rojas olas del mar.
siente que a su vida, no le puede pedir más.
Trabajando en la gran torre, a pesar de sus poderes pobres
conoció a la muchacha, de sangre mas dulce y noble.
De piel de marfil, cabellos negros
de sonrisa triste y de espíritu eterno
Ella un pájaro libre, pero que estaba enjaulada
él era la libertad, que ella más anhelaba
Así se le entregó esa noche, que le abrió su corazón
y desde ese mismo momento, no dejo de prodigarle amor
Pero la casualidad es dura, cruel es el destino
ya que hizo que su amada, tuviera desposado un marido
Por si esto no era tortura, para mas inri le añadimos
que este era el Alto Cargo, el más poderoso, mago conocido
Así que allí se encontraba, con el cuerpo preso por un hechizo
delante del mundo tenia que pagar, por darle a la princesa un hijo
La piedra más preciosa, del blanco nácar era
Y algún día su hija, del imperio la heredera
En lo alto del baluarte, el pueblo se había congregado
Querían con sus ojos ver, el final más esperado
Algunos pensarían, que solo era un aprovechado
otros en cambio, que un hombre afortunado
Pero mirando más allá, pudo ver salir de la torre
a su amada princesa, como surgiendo entre flores
Una solitaria lágrima, rondaba por su rostro
¿Existe en esta, nuestra vida algo tan puro y hermoso?
Acercándose detrás suya, pudo oír pasos de muerte
ya le quedaba muy poco, se le acababa la suerte
Tenia un nombre, el fin personificado
El del Alto Cargo, que lo había condenado
Con un leve movimiento, hizo la brisa mover
Y el joven mago, por el acantilado empezó a caer
Miró para contemplar, por última vez a su Dama
Cuando se dio cuenta de que ésta, por su propio pie saltaba
A causa de la caída, del hechizo se había librado
Así que acercándose a su amada, le tendió la mano
Ella lo agarró con fuerza, con una sonrisa en los labios
Porque ahora si que nadie, sería capaz de separarlos
Ante el asombro de todos, se sumergieron en la profundidad
Rodeados de un aura roja, cubiertos de paz y felicidad
Era el aura del fuego eterno, que nunca dejará de brillar
Porque su amor vivirá por siempre, entre las rojas olas del mar.
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